jueves, 14 de octubre de 2010

Un viaje por nuestro pasado

Después del impacto inicial de escribir mi primer blog y de haber luchado con la definición del tema, ahora resulta que mil ideas se agolpan en mi mente pugnando por ser la siguiente en desfilar ante este público virtual. Curiosos caminos que sigue la mente, que al principio se presenta introvertida, secreta, disimulada y al minuto siguiente muestra una cara diferente, totalmente extrovertida, pública, ruidosa.

Primero el dilema era imaginar un tópico, ahora se ha convertido en una carrera de caballos, cada idea busca llegar a la meta antes que su contrincante. ¿Quién resultará ganadora?

Finalmente un pensamiento se ha coronado con la victoria, un concepto que se ajusta a mi objetivo de promover un mensaje positivo que nos lleve a combatir la negatividad que parece estarse apoderando de nuestro mundo y de nuestros corazones.

Hace algún tiempo, mi familia y yo decidimos convertirnos en turistas dentro de la ciudad y conocerla bajo otra perspectiva, una diferente a la que de manera rutinaria utilizamos. Quisimos descubrir la otra cara de Chihuahua, la verdadera, la que compartimos miles de personas que respiramos y trabajamos diariamente en esta bella capital, a diferencia de la que los medios de comunicación se empeñan en mostrar todos los días, la cara de unos cuantos villanos que opacan a la gente buena que lucha honestamente por un futuro mejor.

Nuestra primera gira turística consistió en la visita a algunos museos, que habíamos recorrido en la infancia y de los cuales teníamos vagos recuerdos. Fue una agradable sorpresa ver con detenimiento los murales del Palacio de Gobierno y comprender la historia que en ellos se relata. Pasear por el Calabozo de Hidalgo y leer los poemas que escribió la noche previa a su fusilamiento, mediante los cuales dirige su agradecimiento a los carceleros que le trataron con amabilidad.

Visitar el Museo de Arte Sacro, que pocos sabemos está a un costado de la Catedral y que encierra pinturas religiosas que sobrevivieron a la guerra cristera gracias a las personas que los conservaron ocultos en los lugares menos imaginados. Algunos de ellos muestran las perforaciones que les infligieron las balas de la lucha armada, otros muestran una técnica pictórica que imprime vida a los ojos de los personajes, quienes parecen mirarte desde cualquier ángulo y que explican el respeto o temor que nuestros ancestros tenían a estas imágenes.

Ver como lo antiguo y lo actual se combinan en las bellas instalaciones de Casa Chihuahua, que antes fue el Palacio Federal de Correos, cuya construcción se inició en 1908 por orden de Don Porfirio Díaz, y que ahora se ha transformado en un museo moderno que muestra la historia de nuestra ciudad enlazándola con el presente a través de exhibiciones artísticas actuales.

Pasear por el Museo de la Lealtad Republicana, que nosotros conocimos como la Casa de Juárez, el cual me impresionó no tanto por su contenido, sino por su bien aplicada museografía y por ser el único que cuenta con un folleto explicativo.

Luego llegamos a la Quinta Gameros, lugar de ensueño que encierra en sus paredes la historia de un amor que no se concretó, el mito de apariciones misteriosas y una exclusiva colección de muebles Art Noveau.

La visita más entrañable fue sin duda al Museo de Pancho Villa, qué se puede decir de la casa de un hombre que se ha convertido en una leyenda, odiado por unos, amado por otros.

Cada lugar tiene su encanto y esencia propia que comunica nuestra historia en diferentes periodos. Es un viaje emocionante a través de la historia que es nuestra aunque a veces lo olvidemos.

En verdad los invito a que se atrevan a descubrir lo que esconden estos bellos recintos. Pueden encontrar información de horarios, costos, días hábiles y otros detalles en http://www.chihuahuamexico.com/ o en el módulo de información turística ubicado en Palacio de Gobierno.

Por último una petición, si alguien se atreve a aceptar el reto de ser turista en su ciudad, no dejen de platicarme su experiencia.